Este blog, quiere aportar un intento de transmisión de qué sostiene un saber-hacer, con lo que a cada quien le provoca sufrir o buscar.Tomando como referencias los ámbitos del psicoanálisis, el pensamiento contemporáneo y los abordajes corporales.

jueves

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Publicación del libro "Psicoanálisis para psicomotricistas"

Este texto quisiera ser tanto un manual que presente las bases de cada una de estas especialidades como mostrar los caminos que comparten. Es decir, plantear tanto a los psicomotricistas que inician su recorrido como a los ya formados, de forma asequible, amena y sobre todo útil, aquellos conceptos fundamentales del psicoanálisis que les permitan guiarse a la hora de abordar desde los textos teóricos a la práctica que sustenta nuestro saber-hacer con el juego, la palabra y el movimiento.

En la primera parte, expondremos a modo de narración, el proceso, la articulación de la construcción de un cuerpo y su motricidad desde la perspectiva psicoanalítica. Ello dará paso a la segunda parte donde desarrollaremos algunos conceptos de uso común a modo de glosario terminológico, en la práctica psicomotriz por parte del psicoanálisis. De manera que precisando al inicio el contenido de cada término podamos luego ajustar el sentido teórico y operativo que se le da en psicomotricidad. A lo largo del tercer apartado comentaremos algunos términos que hemos nombrado como operativos, esto es, que nos permiten intervenir sobre la estructura y sintomática corporal de cada sujeto, a nivel educativo como clínico. Y en el último apartado, haremos un esbozo de la clínica psicomotriz, esto es, de los cuerpos sufrientes desde el psicoanálisis aplicado a la psicomotricidad.

Recordemos, sin embargo, que no existe una psicomotricidad psicoanalítica como tal, de hecho esa no ha sido nuestra intención, sino la de exponer una serie de conceptos psicoanalíticos aplicados a la psicomotricidad a fin de dotarla de una mayor autonomía, rigor y apertura clínica.







Relieves. Boletín aperiódico de los psicomotricistas AEC/ASEFOP. Editorial. Nº 3. Marzo 2014.

Uno de los debates más habituales entre nuestros colegas, consiste en tratar de dar cuenta de la ligazón, del itsmo, la bisagra que permita articular la teoría con la práctica, en nuestros niñ@s o adult@s.  Ambas, en general y por separado se conocen y se introyectan bien, pero la cuestión se espesa algo más al pretender entrelazarlas entre si. Y sin embargo, no podría ser de otra manera dado que lo que se trata, precisamente, es de encontrar unos fundamentos que sean homólogos y coherentes entre ambas vertientes. 

A este respecto quizás sea interesante recordar que toda teoría (la nuestra) si lo es -desde la más abstracta, psicogenética o psicodinámica, hasta la más operativa, psicopedagógica- lo es de la práctica misma. No se puede entender la una sin la otra. En este sentido, quizás valga la pena recordar algunos de nuestros principios fundantes que tienen un correlato directo en la intervención. Incluso hasta es posible que nos sean de utilidad.

1.-La sala de psico, es el lugar donde pueden jugarse "todos los juegos del mundo mundial".De ahí que el material sea polisémico, variado y con sentidos diversos. A condición de no olvidar que el Juego (entendido como acción, como acto o actuación) abarca todo el proceso: desde su fantasía, desde sus engramas transmutados en esquemas de acción, su proyecto concreto, su ejecución, sus efectos de placer o no, hasta su propia resolución.  Y vuelta a recomenzar...como la vida misma. El juego se convierte así en un operador conceptual de la dinámica expresiva. Por eso, ponemos el acento en los medios no en el fin, en el como más que en el qué.

2.- En segundo lugar, el psicomotricista sí que tiene un Deseo: desea que el niñ@ desee. De ahí que no se trata de que el niño quiera lo que el adulto quiere, sino que, más bien, quiera lo que quiere querer. Y para que aparezca el deseo del niño, el adulto deberá suspender sus propias demandas, sus peticiones o expectativas. Tanto en educación como en ayuda. De esta manera, el deseo se convierte en eloperador actitudinal por excelencia.

3.-Estrategia de Rodeo. Si los objetivos se consiguen por añadidura, dado que es en cada niño donde se podrán encontrar sus propias relaciones causa-efecto: la espera, la quietud, el no-saber (demasiado), la disimetría, la curiosidad, la distancia justa etc se convierten en los operadores procedimentales de dicho proceso. Es decir saber-estar, dentro y fuera, de la escena psicomotriz: observar, analizar, hipotetizar e intervenir...y vuelta a empezar. Acompañando puntualmente, pero sin perder nunca la visión periférica del grupo y la atención flotante...

Juego, deseo y rodeo... tres bonitas palabras, operativas, que nos identifican plenamente.



A propósito de la "estrategia del rodeo" en Psicomotricidad (2014).


Revista Entrelíneas.  Encuentros Interdisciplinares. Febrero 2014.


"Al sol y a la muerte no se los puede mirar fijamente" (La Rochefoucauld).

Una de las cosas que tiene la inter, o mejor la trans-disciplinariedad, es que a veces se pueden encontrar sorpresas de lo más agradable. Ejemplo de tal se da cuando, por ejemplo, resulta que mientras existen disciplinas con formulaciones teóricas y desencuentros prácticos casi insalvables respecto a lo que es la manera de entender la subjetividad y la psicomotricidad humanas, sin embargo, podemos toparnos con maneras procedimentales que, a la postre, resultan ser muy similares. Tal es lo que sucede con la denominada "estrategia de rodeo".
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Relieves. Boletín aperiódico de los psicomotricistas AEC/ASEFOP. Editorial. Nº 2. Enero 2014.

Un niño ata una cuerda a un palo y contesta que va a pescar un tiburón!!... El psicomotricista grita: tiburón,  un tiburón!!!...y todo un corro deniñas pide más cuerdas y más palos. La escena continúa con casi todos subidos encima de una mesa con colchonetas, pescando con cara de expectación a ver si aparece...Otro niño en una situación de ayuda individual consigue llegar a explotar varios globos; ante su demanda, cada vez más masiva, caprichosa y provocadora, el terapeuta le pregunta a quien quiere hacer estallar. A renglón seguido comenta, como de  pasada, acerca de los dos hermanitos suyos que no llegaron a nacer...

 "Poca lectura y poca emoción". Así describía alguien del mundillo lo que se iba encontrando a niveles formativos y prácticos. Efectivamente, en el tiempo de la letra generalizada ( a escribir en el wasap ya se le dice "hablar") se lee más bien poco, y se reflexiona escasamente. Apenas queda tiempo y los requerimientos imperativos son continuados...Y la emoción, como mucho se contabiliza funcionalmente  en aras de una supuesta fortaleza de la autoestima y gestión de una inteligencia "emocional".

Como si la verdadera emoción, es decir, los afectos  del cuerpo se pudieran programar.


 Pequeñas acciones, muy sutiles  a veces: ordenar el material, situarse a su nivel, una mirada (o no mirarles), avisar sobre el tiempo restante, abrir la boca gruñendo, atraparles con una manta, contar un cuento...muy pequeñas acciones que por ser ajustadas, oportunas y verdaderas, es decir por poner el saber y los afectos en juego,  producen sorpresa -incluso cierta inquietud- pero nunca indiferencia, y que invitan a tomar un camino expresivo nuevo, como  sentido inventado a su posición subjetiva. Nada menos.